miércoles, 20 de febrero de 2013

Producir en Colombia sigue siendo muy caro: Mauricio Cárdenas

El ministro de Hacienda reconoce que el sector minero-energético se está desacelerando.

La Ocde, exclusivo grupo de países con economías fuertes al que aspiramos a entrar, dijo esta semana que el principal problema del país es que sus sectores económicos funcionan a tres velocidades, y que eso no es sostenible a largo plazo. 

Comparto eso. Para que esta economía tenga éxito, no puede haber sectores que crecen mucho y sectores que no crecen.

El sector más veloz es el minero-energético, mientras que los que generan más empleos, la industria y el agro, son los más lentos.

La economía se tiene que rebalancear. El sector minero-energético va a seguir creciendo a tasas altas, pero no necesariamente las del 15 0 20 por ciento que hemos visto en los últimos 20 años. Nos hemos propuesto raspar mejor la olla, pero cada día es más difícil sacar un barril adicional de petróleo.

¿O sea que son ciertos los temores de que el sector está entrando en una dinámica menor?
Sí, a no ser que aparezca un gran hallazgo. Y hay otro sector donde hay una gran apuesta, pero todavía no sabemos qué va a pasar, que es el de la minería del oro. Ha habido mucha inversión, pero todavía no ha aumentado la producción.

¿Y cómo le está yendo al carbón?
Está siendo desplazado en EE. UU. por un nuevo combustible, el gas de esquisto, o shale gas, que está atrapado en las formaciones rocosas sedimentarias. Sin entrar en cosas técnicas, ese gas hace cinco años no existía. Y hoy hay tanto en EE. UU., que todas las plantas de generación de energía eléctrica del sureste de ese país, que antes producían con carbón, ahora están produciendo con ese gas. Sobra carbón en el mundo y por eso está cayendo su precio.

O sea que hoy menos que nunca, Colombia puede apostarle a un modelo basado en la explotación de sus recursos naturales.

Tenemos mucho invertido en la industria y en la agricultura y no lo podemos perder. En cierto sentido, somos más parecidos a México, que tiene una industria y un comercio con EE. UU. importante, que a Chile y a Perú, que son países mucho más dependientes del sector de minería y recursos naturales.

El Gobierno parece ser el único que se cree el cuento de que la economía va a crecer 4,8 por ciento. Casi todos le apuestan al 3 por ciento.

Naturalmente, soy optimista.

Sea realista.
Lo realista es que el crecimiento va a estar entre el 4 y el 4,8 por ciento. Hay unos interrogantes que todavía no hemos podido responder. Uno, el de la construcción. Si bien las 100.000 viviendas son un factor positivo de expansión, tenemos una realidad y es que la construcción en Bogotá está postrada por falta de licencias. Ese factor le hace daño al crecimiento general de la economía.

Petro niega que sea tan grande el peso de Bogotá en la desaceleración de la economía.
Pesa mucho. Porque el sector de la construcción en Bogotá es fácilmente un tercio de la construcción total en Colombia. Si en Bogotá no hay permisos ni licencias y no se inician nuevos proyectos, pues eso se tiene que compensar con más actividad en el resto del país. En eso estamos.

¿Cuál es el verdadero estado de la industria nacional? ¿La infectó la enfermedad holandesa? ¿La están castigando los TLC? ¿La aplastó la revaluación?
Todo combinado. La revaluación es tal vez el principal factor. Pero también es cierto que China, para mantener dinámica su economía, está estimulando a través del subsidios sus exportaciones. Por eso llegan pares de zapatos a 50 centavos de dólar, o pantalones a un dólar. Cuesta menos ese pantalón que el algodón con el que está confeccionado. Por esa vía se acaba inundando al mercado colombiano.

Según un antecesor suyo, China controla su revaluación a las malas. ¿Para allá vamos en Colombia?
La tasa de cambio de $ 1.770 por dólar no es realista. Es artificial. La realidad está más por el lado de los $ 1.900 o $ 1.950. Desde el Gobierno estamos haciendo todo lo posible por ayudarle a la tasa de cambio a que suba, sin forzarla por la vía de imponerla, porque sería perjudicial. Solo generaría más inflación.

Entonces, ¿está descartado que el Banco imponga a la fuerza una tasa de cambio más alta?
Descartado. Seguiremos haciendo emisiones. La nación prepagará deuda externa. Ecopetrol va a endeudarse este año en 2 mil millones de dólares preferencialmente en moneda nacional, no trayendo dólares. Estamos poniendo todo el andamiaje del Estado a funcionar.

Si se trata de desincentivar la entrada de dólares, ¿por qué le bajaron los impuestos a la entrada de capital?
En la reforma tributaria redujimos los impuestos a las inversiones extranjeras de portafolio que estaban en 33 por ciento, a 14 por ciento. Los países con los que nos comparamos, Chile, Perú, México, no graban esos capitales. Teníamos la tasa de los TES (títulos de deuda pública) muy alta, de 6,50 por ciento, para una economía con una inflación que está en el 2,4 por ciento. Al otro día de tomar esa medida, la tasa de los TES bajó de 6,50 a 5,50 por ciento. Para todos los empresarios colombianos se bajó el costo del capital.

¿Y si terminamos inundados de capitales?
Por ahora no considero necesarios los llamados controles de capital. Aunque no creemos que sean tremendamente efectivos, tampoco los hemos mandado al archivo muerto. Están en un cajón de mi escritorio.

La revaluación se puede controlar si hay superávit fiscal. Pero a este Gobierno lo acusan de gastón.
Es cierto que nos critican de gastones. El déficit del sector público en el 2010 fue del 3,3 por ciento del PIB. En tres años de Gobierno pasamos de un déficit alto a una situación fiscal completamente equilibrada. La regla fiscal hace responsable disciplinariamente al Ministro de Hacienda de que la incumpla.

Mientras la industria se queja, algunos analistas denuncian que el Gobierno está recurriendo a medidas proteccionistas. ¿Estamos regresando a la época de las cavernas?
Buena pregunta. Hay sectores de la industria que piensan que este Gobierno se está volviendo proteccionista. No es cierto. Nos gusta el libre comercio. Pero cuando encontramos que hay prácticas abusivas como el dumping, entramos a tomar medidas, como lo hicimos en confecciones y calzado. Pero los industriales pueden darse por notificados de que aquí no va a venir una cadena de medidas proteccionistas para buscar rescatar a los diferentes sectores. Trabajaremos duro en la tasa de cambio, en reducirles los costos laborales a los industriales (para eso la reforma tributaria fue muy importante), los costos de logística -por eso las inversiones en transporte-, en reducirles los costos de energía eléctrica y gas natural, y estamos comprometidos en mejorar la tasa de cambio. Pero no lo haremos por la vía proteccionista.

Sigue siendo difícil saber cómo vamos a bajar el desempleo del 10%, ofensivamente superior al resto de países de la zona.
Colombia es el país con mayor inversión en América Latina. El que tiene las menores tasas de interés en su endeudamiento. La semana pasada colocamos un bono en Nueva York a diez años a una tasa del 2,7 por ciento. Impresionante. Pero sí tenemos un lunar, y es que la tasa de desempleo es la más alta de América Latina, a pesar de que en este gobierno hemos generado más de 2'600.000 puestos. El éxito de la economía este año va a pesar en buena parte en el sector de obras públicas, porque nos permite compensar otros sectores que no están creciendo tanto, y muy en particular la vivienda en Bogotá.

Dicen que a este Gobierno le falta un poco de autocrítica en materia económica. ¿Cuál se haría usted?
En Davos, uno de los grandes gurús de la economía mundial, Nouriel Roubini, dijo que había tres economías en el mundo que estaban haciendo muy bien las cosas: Colombia, Chile y la República Checa.

La crítica es que no nos podemos dormir en los laureles. Nos está llegando plata, nos la prestan a intereses muy bajos, pero eso tiene que estar totalmente acompasado con la producción, y producir en Colombia sigue siendo muy costoso.

¿Sigue firme en su decisión de apoyar la ponencia de la Corte Constitucional que acaba con las pensiones millonarias?
El fallo que viene es muy importante. Ojalá la Corte actúe con muchísima responsabilidad. No hay forma de explicarles a los colombianos que si hay un acto legislativo que dice que a partir del 31 de julio del 2010 no se pueden causar pensiones en Colombia de más de 25 salarios mínimos, por la vía de interpretación de leyes anteriores y fallos judiciales se estén aprobando pensiones que violan este tope.

¿Realmente, cuánto le cuestan esas pensiones millonarias al país?
Aunque esas pensiones son pocas en número, son grandes en monto. Nos están costando 50.000 millones de pesos al año. Con eso podríamos poner a 50.000 adultos sin pensión del grupo de más de 65 años y en condición de indigencia con un subsidio mensual de cien mil pesos. Esas pensiones se pagan esencialmente con los impuestos. Pero el Gobierno está convencido de que no solo en este caso sino en general, tenemos que buscar que los fallos de las altas cortes sean mucho más coherentes con la realidad fiscal de nuestro país.

¿Qué hacemos con lo que llamo los 'fallos loquitos' de la Corte Constitucional?
En el Congreso pasado no tuvimos tiempo de tramitar un proyecto de ley que reglamenta la figura del incidente fiscal. Para ponerlo en términos sencillos, es una especie de derecho de apelación del Gobierno ante fallos de las altas cortes que comprometen la sostenibilidad fiscal del país. Si hay fallos con efectos negativos sobre la población, porque generan más déficit, tendremos la oportunidad ante la misma Corte de presentar un recurso que se llama un incidente fiscal, una especie de recurso de apelación.

La Ocde recomienda más impuestos a los ricos. ¿Se arrepiente de no haber aprovechado para eso la reforma tributaria?
Esa crítica me la han hecho. Pero he aprendido de mis antecesores que cuando se abarca demasiado y se intenta la gran reforma estructural, se hunde. Me doy por bien servido con que haya pasado esta reforma, que le da más progresividad al impuesto de los colombianos con más capacidad económica, que elimina la mitad de los impuestos a la nómina -el gran obstáculo a la generación de empleo-, y que reduce el número de tarifas del IVA, de siete a tres. Esa es una reforma estructural.

¿Quién va a reemplazar a los salientes codirectores del Banco de la República?
Es altísimamente probable que por lo menos haya una mujer.

Al saliente codirector del Banco, Juan José Echavarría, le escuché alguna vez el cuento de que los mejores ministros de Hacienda de Colombia han resultado ser los conservadores.
(Risas). Es una evaluación histórica. Espero que lo del presente y futuro siga coincidiendo con esa evaluación.

Aquí, donde no nos oigan los exministros Rudolf Hommes y Guillermo Perry.

http://www.eltiempo.com/politica/entrevista-de-maria-isabel-rueda-al-ministro-de-hacienda-mauricio-cardenas_12575857-4

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