Antes de continuar leyendo, lo invito a que usted responda la pregunta con la que titulo este artículo. Y lo invito a que la responda en primer lugar, desde su cargo actual, pero también analice cómo sería la respuesta desde otros cargos en la organización, como podrían ser la del presidente y/o gerente, vicepresidentes de tecnología, ventas, mercadeo y otros. De hecho, lo invito a que comparta esta columna con estas personas, hagan este experimento y compartan los resultados.
Después de responder mi pregunta, espero que en todos los casos la respuesta haya sido un gran y contundente “Si”. En caso contrario o de dudas a la hora de responder, como diría la publicidad de un importante banco, usted (o su organización), están en el lugar equivocado.
Hace muchas décadas, la tecnología en las organizaciones dejó de ser una herramienta deseada, un accesorio o incluso para los más renuentes, un mal necesario. Pero hoy es difícil pensar en un tipo de organización que de una u otra forma no utilice tecnologías.
En un extremo bastante básico (e incluso hasta trivial), una empresa que manufactura empanadas, requiere de cortadores, freidoras, equipos de empaque al vacío y otros. Estos son tecnologías y estoy bastante seguro de que son estratégicas, pues si dejan de funcionar correctamente, la operación e ingresos de la empresa se verán afectados.
En otro extremo, una empresa de servicios (financieros, salud, telecomunicaciones, etc.) seguramente también considera sus sistemas tecnológicos como temas estratégicos. Como decía en un escrito anterior, vería complejo que un banco, una empresa de telefonía celular o una EPS puedan operar siquiera unas horas si sus sistemas de información están fallando (en especial los cruciales).
Hace unos días la aerolínea estadounidense Delta Airlines tuvo que cancelar todos sus vuelos por un problema en sus sistemas tecnológicos. Reportes de la prensa indicaron que esto se podía deber a un ataque informático, pero más allá de esto, es increíble que una gran aerolínea afecte a miles de usuarios, porque no se podían registrar los viajeros. Es entendible que se cancelen vuelos por razones de seguridad, de clima y otros, pero es inverosímil que esto sea a causa de un sistema tecnológico, que de entrada pareciera no tener mayor afectación en los vuelos. Claramente para Delta, el sistema que falló era muy estratégico y como analista, uno se pregunta qué sucedió con los sistemas de contingencia y respaldo y el por qué demoraron tanto en entrar a funcionar.
Hace varios años mencioné en este mismo espacio del apagón programado que tuvo en Colombia una de las franquicias de tarjeta de crédito. En ese entonces compartí que el poder o no poder usar una tarjeta de crédito, así suene absurdo o exagerado, puede ser cuestión de vida o muerte para un usuario en un caso extremo. Es por esto que cuando un banco tiene fallas en sus sistemas de información, no es una situación trivial.
De hecho, como usuario bancarizado, que todos los meses paga varias cuotas de manejo, pienso que los bancos deberían recompensar a los usuarios económicamente por sus caídas de línea, cajeros automáticos que no funcionan y problemas en sus portales. Esto es un llamado a los entes de control y no solo del sector financiero, pues así como los operadores celulares están obligados a reportar los fallos en sus redes y a compensar a los usuarios, bancos y otros actores deberían asumir las mismas multas.
Si usted todavía no tiene claro que su empresa cuenta con tecnologías estratégicas, más allá de cambiar la visión, es hora de hacer un análisis de las razones por las cuáles piensa así. De hecho, mi argumento más fuerte para convencerlo de esto, es que si esta visión no es compartida por las directivas de su organización, está perdiendo oportunidades y le puedo apostar que está dejando escapar dinero, que seguramente irá a otras empresas que no tienen esta duda.
http://www.larepublica.co/%C2%BFlas-tecnolog%C3%ADas-de-su-organizaci%C3%B3n-son-estrat%C3%A9gicas_412906
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