Según estudios recientes, sólo el 25% de los bancos se han involucrado en operaciones con las Finetch. Pese a que pueden existir limitaciones regulatorias ante el tema, lo cierto es que se podría seguir avanzando más en este campo.
En los últimos años la tecnología ha ganado cada vez más penetración en el ámbito financiero, dando lugar a que aparezca un nuevo nicho de compañías destinadas a acelerar y transformar el mundo de los bancos a través de innovación: las Fintech.
El surgimiento de este tipo de empresas llevó a que, en un comienzo, las áreas de desarrollo interno de los bancos se sintieran amenazadas por la agilidad que traían consigo las Fintech frente a los sistemas y procesos que venían trabajando dentro de las instituciones como legado de décadas anteriores.
Si bien durante el último tiempo este temor se fue perdiendo, aún hoy persiste cierta reticencia a realizar negocios en conjunto. De hecho, según un reporte de EY realizado hacia fines de 2017, solo el 25% de los bancos encuestados han involucrado sus operaciones con las Fintech.
Para nadie es un secreto que la banca ha evolucionado rápidamente en sus procesos de transformación digital, pero las necesidades de continua innovación desbordan a las áreas de tecnología e incluso a las empresas que proveen servicios tecnológicos a los bancos. Es por esto que las Fintech están revolucionando el mercado, creando una nueva manera de afrontar uno de los desafíos más difíciles para esta industria: el de brindar la mejor experiencia de usuario que sea posible.
En este sentido, la pregunta que muchas instituciones financieras se hacen es: ¿por qué debería asociarme con otra compañía si esto lo puedo hacer yo?, cuando en realidad el interrogante debería ser ¿cómo puede este partnership optimizar nuestro trabajo y sumar valor agregado a todos?
Una respuesta a esta pregunta es que están comenzando a aparecer en la región plataformas abiertas, que facilitan a los bancos el desarrollo de soluciones innovadoras en cuestión de minutos, permitiendo que sea aplicada por sus propios sistemas internos, sin necesidad de codificar. Estas plataformas a su vez pueden nutrirse de un ‘Marketplace’ que funciona como una tienda digital de Fintech en la que los diferentes actores de la industria ponen a disposición componentes y soluciones de negocios para construir aplicaciones financieras en tiempo record.
Por otro lado, el surgimiento de nuevos ecosistemas de colaboración determina entornos en donde la Banca y las Fintech pueden unirse; no sólo para ampliar la oferta de servicios, sino para mejorar considerablemente la experiencia de los usuarios y así mismo, promover la inclusión financiera. De esta manera, cada parte se encarga de aportar su ‘expertise’ en el área y no se precisa de una inversión o esfuerzo mayor por parte de las entidades financieras.
La realidad es que, en una industria en la que los avances tecnológicos pueden demorar en su implementación, contar con una contraparte experta en transformación digital y en las últimas tendencias del mercado, permite a los bancos entregar cada vez mejores soluciones alineadas a las expectativas de los usuarios y con los más altos estándares de seguridad, sin necesidad de invertir más tiempo ni recursos de los que realmente se requieren. Para los bancos, esta colaboración constituye un atajo a la hora de brindar los servicios innovadores que sus clientes demandan, y en muchos casos derivan en una optimización de sus operaciones, así como el crecimiento en la base de usuarios finales, aliados y empresas proveedoras.
Otro punto para resaltar es que, al combinar el conocimiento de la industria que tienen los bancos junto con la tecnología de punta que aportan las Fintechs, se crea una oportunidad perfecta para llegar a un nuevo público compuesto por las nuevas generaciones de usuarios digitales, sin dejar de lado los hábitos y preferencias de los clientes más tradicionales. En este caso, las Fintech tienen la oportunidad de formalizar sus operaciones con más clientes (bancos), y proyectos, llegando a un mayor número de usuarios finales.
Estos son algunos de los beneficios que reflejan como, al unir esfuerzos y colaborar entre Fintechs y bancos, es posible crear un sistema financiero sólido y seguro que pueda adaptarse a las cambiantes necesidades del mercado y de diferentes tipos de usuarios. La apertura y la colaboración en la industria financiera atrae la innovación necesaria para desarrollar los servicios que, basados en un proceso rápido de integración de mejores prácticas, resuelven las demandas de eficiencia, flexibilidad y seguridad que la sociedad exige hoy en día.
Los límites de los beneficios de trabajar bajo un modelo de colaboración aún no están determinados, existe un sinnúmero de posibilidades con las que ambas partes pueden beneficiarse. No se trata sólo de acelerar el ‘time to market’ de nuevas soluciones, sino de entender que existen diferentes tipos de usuarios, cuáles son sus necesidades y cómo es posible atenderlas de la mejor manera con la ayuda de los partners adecuados.
En este nuevo camino donde la velocidad y la escalabilidad de las aplicaciones para los canales digitales resultan factores preponderantes, las plataformas abiertas y de bajo código marcan un nuevo hito en la industria de la banca donde la competencia es cada día mayor y nadie quiere quedarse afuera.
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