Desde el lunes empieza la última batalla de la polémica reforma tributaria, cuya victoria aún no está asegurada.
Los debates y la votación, inclusive, podrían extenderse hasta el viernes,
teniendo en cuenta que se ha generado cierta resistencia entre algunos
congresistas de diferentes bancadas, quienes no terminan de aceptar la propuesta
de desmontar los parafiscales a las empresas para que generen empleo.
El representante a la Cámara Germán Varón es uno de ellos.
A través de un derecho de petición, planteó al ministro de Hacienda, Mauricio
Cárdenas, un sinnúmero de inquietudes que, en general, resumen lo que será más
controvertido.
La equidad que se pretende establecer a través del llamado Imán (impuesto
mínimo alternativo), es uno de los cuestionamientos que hace el
parlamentario.
“Una persona natural, como comerciante, obtiene una utilidad anual en su
negocio de 30 millones de pesos, es decir, el 2 por ciento de sus ventas. Con el
Imán pagará una tasa de tributación de 263 por ciento”, indica Varón.
El presidente Juan Manuel Santos reiteró en la ceremonia de entrega de los
Premios Portafolio que el Sena y el ICBF no quedarán desfinanciados.
Sin embargo, algunos sostienen que no hay estudios que prueben que se evaluó
el rendimiento que tendrá el recaudo del 8 por ciento sobre las utilidades, para
cubrir los gastos de las dos entidades.
Por ahora, lo cierto es que trabajadores, empresas, restaurantes y pequeños
negocios serán tocados por la reforma. Unos para mejorarles el panorama y otros
tendrán que asumir cargas para llegar a la equidad que busca el Gobierno.
El Ejecutivo ha dicho que el recaudo será neutro y que se creará o
formalizará al menos un millón de empleos.
A cambio, las empresas tendrán un impuesto de renta más bajo, de 33 pasa a 25
por ciento y más personas naturales empezarán a aportar sobre su renta.
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