En la antigua escuela de administración y gerencia se asumía que entre más horas se estaba en la oficina y más tarde se salía al finalizar la jornada más exitosa era la gestión y mucho mejor y “comprometido” era el empleado.
Todavía hay muchos mitos al respecto y está claro que la cultura organizacional pone las reglas de manera implícita de qué es bien y mal leído en términos de horario laboral. También es cierto que el ejemplo que dé el líder de la organización o el equipo es vital al momento de seguir comportamientos. Conozco casos donde la empresa ofrece home office (trabajo desde casa) algunos días a la semana, pero los jefes lo ven tan mal que los empleados mejor no hacen uso de esta posibilidad.
Si usamos el sentido común (sin necesidad de profundas técnicas de motivación o cognición) en ciudades grandes el tráfico es un tema de muy difícil manejo. Si no se vive cerca a la oficina, fácilmente una persona puede tardar más de una hora diaria de ida y regreso. Una hora que por supuesto no genera el mejor ambiente para el que viaja adentro de un vehículo.
Las ciudades son un poco agresivas y manejar se vuelve complicado y acceder a transporte masivo se vuelve toda una odisea. Si tenemos en cuenta que las empresas deben pensar en el ambiente en el que están sus empleados, es bueno ser conscientes de que el ánimo y la actitud empiezan tan pronto se sale de casa.
Una jornada mas larga de lo que debe ser, solo genera improductividad. Premiar a los que se quedan más tarde, castiga por descarte a todos aquellos que quieren salir temprano y son más eficientes.
De otro lado, las nuevas generaciones perciben diferente la jornada laboral. La vida personal y las actividades que están fuera del ambiente de trabajo son muy importantes para ellos. Además hay que recordar que tienen muchas cosas en qué concentrarse: deporte, yoga, meditación, labores sociales y, por supuesto, la pareja y familia.
Conozco casos donde los viernes se trabaja solo hasta mediodía. Sin embargo, los líderes de la organización citan a reuniones en la tarde y nunca salen temprano. Por tanto sus equipos se quedan por obligación.
En alguna ocasión sostuve una conversación con un gerente que se quejaba de uno de sus reportes por bajo desempeño. Cuando le pregunté cuáles eran las razones para querer despedirla me dijo que no iba al ritmo necesario (no dio ejemplos concretos) y adicionalmente me comentó con cara de sorpresa que ella se iba temprano los viernes y eso mostraba que era muy laxa en su trabajo. ¿Alguna inconsistencia?
También tuve alguna vez un jefe en una cultura de trabajo hasta tarde de oficina que se quedaba leyendo revistas y haciendo nada. Decía que era mejor estar ahí para las visitas del gran jefe que custodiaba cada noche quién se iba temprano. ¿Motivación?
Creo que es importante ser consistente y trabajar seriamente en las políticas del balance calidad vida-trabajo. El mundo ya no gira solo en torno a una oficina. De hecho los espacios son cada vez mas costosos y si pensamos en ser colaborativos con el tráfico de la ciudad, deberíamos bajar el nivel de autos diarios en las vías.
El trabajo debe ser por resultados. No por hora asiento. Soltemos paradigmas e invitemos a que cada quien se responsabilice de sus propias funciones. Demos más espacio para el trabajo remoto, citemos menos reuniones ineficientes, busquemos resultados prácticos y olvidemos los procesos inútiles.
El tiempo vale mucho. Propendamos por usarlo mejor y darle una mejor calidad a quienes trabajan con nosotros.
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