Una manifestación de consultores del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en su sede principal dejó en evidencia las inconformidades de su mayor fuerza laboral. Esta es la historia.
La noticia tomó por sorpresa a muchos consultores que temen ahora quedarse sin empleo y sin visa para trabajar en Estados Unidos.
El pasado primero de abril empezó a regir una nueva condición para los contratos de los denominados “consultores” del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que establece un máximo de 36 meses de permanencia en el multilateral para quienes no hacen parte del staff o personal de planta.
El anuncio lo hizo el mismo BID mediante su diario oficial con apenas dos semanas de anticipación. Dentro de la organización se argumentó que se quería reducir el monto que el Grupo BID ha pagado en demandas de exconsultores en los últimos años.
Y a Dinero el mismo Banco le explicó que la medida responde “a la determinación estratégica y previamente analizada acerca de cómo desplegar mejor nuestros recursos. Los consultores son la fuerza laboral complementaria del Grupo BID, y por su naturaleza complementaria, tienen una duración definida”.
Ante las protestas de varios de los actuales consultores, la entidad multilateral señaló que la medida únicamente aplica para los nuevos consultores. Los demás podrán renovar una única vez sus contratos con las condiciones anteriores y cuando estos vuelvan a vencer, con espacio de hasta un año adicional, podrán firmar acuerdos laborales con la nueva política y permanecer en la entidad por tres años más.
Además, el Departamento de Recursos Humanos prometió evaluar varios casos ‘especiales’ dentro de la entidad, para que “los mismos se manejen de acuerdo con las medidas transitorias, las cuales fueron aprobadas para atender las realidades de los consultores actuales y asegurar las mínimas disrupciones a la actividad del Grupo BID”.
Sin embargo, el panorama parece más crítico de lo que el BID quiere reconocer. Dinero conoció que la preocupación de algunos consultores actuales del BID es perder su empleo y sus visas de trabajo en Estados Unidos, ya que el Banco contrata en su mayoría a consultores de América Latina que se unen a la que es poco más de la mitad de su fuerza laboral.
Familias completas se mudaron a Washington con el sueño que por lo menos uno de sus miembros tendría crecimiento profesional y los demás gozarían los beneficios de vivir en la capital de Estados Unidos.
Ahora hay mucha incertidumbre sobre si podrán renovar sus contratos o si se les va a aplicar la nueva cláusula, lo que significaría que, apenas termine su contrato, tendrían 30 días calendario para regresar a América Latina si no obtienen un nuevo empleo.
Demandas
Aunque no todos los casos son iguales y algunos consultores han trabajado incluso por décadas en el multilateral sin mayores quejas, Dinero obtuvo copias de algunos contratos (vea el documento completo aquí) que dan cuenta de las razones de los consultores para demandar a su antiguo empleador.
Las demandas abarcan desde el cambio en las condiciones de contratación hasta acoso laboral y por problemas físicos y psicológicos posteriores al cumplimiento de las funciones de los exconsultores de esta entidad multilateral que promete trabajar por el desarrollo de los países latinos y sus habitantes.
Al pregúntarsele por este tema la entidad señaló que “al día de hoy, el Banco no ha recibido ninguna demanda en virtud de la actualización de la norma”. Sin embargo, no puntualizó si tenía otro tipo de demandas laborales.
Aunque no todos demandan, sí hay muchos casos de quejas. Dinero contactó a una consultora que ahora recibe tratamiento por ansiedad y depresión tras sufrir, en sus palabras, cinco años de trabajo en el multilateral. Ella señala que, aunque también aprendió en el BID, no volvería, pues le amenazaban con la no renovación de su contrato si no se mostraba disponible las 24 horas del día para atender cualquier contingencia del Departamento al que pertenecía.
Sus contratos pasaron de ser por 4 meses a apenas 19 días, que le renovaban el día anterior al vencimiento y de los cuales dependía su visa de trabajo para permanecer en Estados Unidos, lo que le añadía presión para ejercer sus funciones en el multilateral.
Jornadas de más de doce horas, presión indirecta para que no se tomara los 24 días de descanso a los que tenía derecho cada año y la ausencia de incrementos salariales hicieron parte de sus cinco años laborales.
Este tipo de trabajadores reciben un pago de US$250 mensuales para conseguir un seguro médico que solo cubre emergencias, obligándoles a pagar altos costos en medicamentos y hospitalización cuando es necesario. Una de las quejas es que US$250 para seguro ha sido la tarifa vigente durante los últimos 10 años.
Otro consultor, que ahora vive en Europa, recibía un pago mensual de US$750 para el seguro médico suyo, de su esposa y tres hijos. Una contingencia médica le dejó una factura superior a US$30.000 en un hospital de Washington. Esto pone en evidencia que el seguro de salud también es insuficiente.
Según las quejas, en la entidad la mayoría de los contratos tampoco incluyen un valor adicional para que los consultores aporten a sus ahorros pensionales y los entrenamientos o cursos especializados no están abiertos para los que no sean de planta.
Otra de las quejas es la ausencia de licencias de maternidad para las consultoras, una condición que es directamente expresada desde el momento de la firma del contrato y ha llevado a varias de ellas a trabajar desde sus hogares por algún tiempo luego de dar a luz o utilizar sus 24 días libres como licencia de maternidad.
Además, señalan los exconsultores que en las ofertas de trabajo se establecen condiciones profesionales o de estudio determinadas para cada oferta. Sin embargo, al momento de la firma del contrato la entidad presuntamente cambia dichas condiciones para ofrecer un salario inferior al acordado. En el Banco, los beneficios para el progreso los reciben solo quienes logran un peleado cupo en la nómina oficial.
Acerca de todas estas reclamaciones, el BID explicó que “desde que se anunciaron estas nuevas regulaciones se han puesto a disposición numerosos canales de comunicación para los consultores, a fin de abordar sus preguntas y explicar las opciones disponibles durante este tiempo de transición”.
Esta situación pone en evidencia que algo está pasando con el clima laboral de esa entidad multilateral. Es necesario que se ponga atención a estas quejas para que el desarrollo también llegue a sus consultores.
Sin garantías
Las condiciones laborales y de contratación del BID no dependen del Ministerio de Trabajo de Estados Unidos, pese a localizarse en dicho país, sino a un régimen propio de resolución de conflictos, que da a algunos exconsultores la percepción de “perder la batalla” legal sin siquiera iniciarla. Otros les temen a represalias en otras entidades o a perder su visa.
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