Con menos emisores, bajas rentabilidades y desbandada de personas naturales, la Bolsa busca recuperar su atractivo. Finca raíz, su nueva apuesta. ¿Será suficiente?
Un cálculo de Casa de Bolsa indica que el Colcap toca piso 15 meses antes de que lo haga la economía; es decir, como el indicador lo hizo en diciembre de 2015, el PIB habría tocado fondo en marzo de 2017.
La decisión de la empresa española Gas Natural Fenosa de venderle sus redes de distribución de gas en Colombia a la canadiense Brookfield, multinacional que en 2016 adquirió a Isagen, no solo implicará un reacomodo de los jugadores energéticos del país, también le generará un daño colateral a la Bolsa de Valores de Colombia (BVC).
Es muy probable que esta operación implique el retiro de dos acciones del mercado nacional: la de Gas Natural y la de Gasoriente –tal como ocurrió con Isagen–, las cuales se sumarán a las 98 compañías que en los últimos 20 años han abandonado la Bolsa.
Si bien es normal que entren y salgan firmas del mercado de valores, en el caso del país el problema es que se han ido muchas más de las que han llegado y hoy solo cuenta con 69 emisores de acciones, mientras que en Chile hay 212 y en Perú 235.
La explicación, para muchos conocedores, es que no hay incentivos suficientes para estar en ese mercado, pues además de que es costoso listarse (inscribir las acciones) y exigente en términos de revelación de información (los dueños de las empresas deben contarle constantemente al mercado lo que ocurre con sus firmas), el mercado nacional es pequeño, lo que afecta la cantidad de dinero que se mueve a diario y puede golpear la liquidez de empresas que son muy buenas, pero cuyas acciones terminan valiendo poco dinero.
Además, las acciones nacionales se valorizaron 19% en promedio en 2016 y la expectativa era que este año ese dato fuera superior. Sin embargo, la valorización de enero a noviembre, al cierre de esta edición, apenas iba en 7%, cifra inferior a la esperada y por debajo de la rentabilidad que muestran las principales bolsas latinoamericanas.
Es claro que la Bolsa no es indiferente a la actualidad económica del país y lo que afecta al Producto Interno Bruto (PIB), que este año no crecerá más de 2%, también perturba a las acciones (reforma tributaria, proceso de paz, retrasos en las obras de infraestructura 4G, etc.), y así mismo es cierto que el mercado de valores colombiano tiene una dinámica propia con sus ‘más’ y sus ‘menos’; hoy son los ‘menos’ los que dominan esta historia.
De Ecopetrol a Bancolombia
Uno de los factores que está impactando al mercado es la transformación de la bolsa en los últimos tres años, al pasar de estar muy ligada a Ecopetrol a depender de los bancos, en especial, de Bancolombia.
Cuando el petróleo bordeaba los US$100 por barril, no solo la Bolsa estaba de fiesta con las acciones petroleras, que eran las que más pesaban en el cálculo del índice Colcap –referencia para el mercado–, sino también la economía del país. Pero con el derrumbe en el precio del crudo, que hirió las finanzas estatales y al PIB, también se desvalorizaron las acciones de Ecopetrol, Canacol y Pacific Rubiales (cuyos accionistas minoritarios, en el último caso, quedaron con las manos vacías).
En medio de esa turbulencia, se reajustó el cálculo del Colcap para que reflejara mejor la composición de la economía nacional. Así, las compañías que forman parte del Grupo Empresarial Antioqueño –principal conglomerado del país– responden por 58% del índice. Entre ellas se destacan Celsia, Argos, Nutresa, Suramericana y Bancolombia –solo esta última responde por 18% del Colcap–.
Otro 11% lo aportan las firmas del Grupo Aval y 9,3% Ecopetrol.
Así las cosas, la bolsa nacional pasó de ser petrolera a financiera y hoy a los bancos no les está yendo bien: de enero a septiembre sus utilidades se redujeron 42%. “Estos cambios crearon un mercado de acciones diferente al del vecindario. Perú y Chile siguen muy atados a la minería y, por ende, se han beneficiado con el aumento en los precios de las materias primas, pero también son más volátiles. Acá, con los bancos nos tenemos que acostumbrar a unas acciones menos volátiles y que ofrecen menos retornos”, dice Felipe Campos, gerente de estrategia e investigaciones económicas de Alianza.
En paralelo, el sector financiero es uno de los últimos que se desaceleran cuando hay un ciclo económico a la baja y, por eso, mientras las principales bolsas latinoamericanas hace rato pasaron sus peores momentos y ya están al alza, a la de Colombia le ha tomado más tiempo transitar ese camino.
Ómar Suárez, gerente de acciones de Casa de Bolsa, explica que las acciones generalmente son predictoras de lo que va a ocurrir con la economía y sus movimientos premonitorios tienen bastante anterioridad. El Colcap toca piso 15 meses antes de que lo haga la economía. Es decir, como en diciembre de 2015 el indicador registró su nivel más bajo de los últimos seis años, cerca a las 1.000 unidades, el PIB habría tocado fondo en marzo de 2017 y por eso lo que viene ahora es una recuperación, aunque a paso lento (hoy el Colcap está por encima de 1.400 unidades).
Momento político
Otro problema de la Bolsa nacional es que, al igual que la economía, se mueve con las expectativas y hoy gran parte de las conversaciones de los colombianos están centradas en la contienda electoral de 2018. Si bien varios países de la región también están próximos a procesos electorales, la diferencia con el de Colombia es que ha generado mucha incertidumbre, mientras que los de los vecinos tienen contentos a los inversionistas, pues se asume que los posibles ganadores, como en el caso de Chile, son promercado.
Eso es lo que ha ocurrido en Argentina, que tiene la bolsa latinoamericana que más ha subido este año, gracias al ascenso del presidente Macri, quien es totalmente opuesto a las políticas de su antecesora Cristina Fernández de Kirchner.
“La gran diferencia del proceso electoral colombiano es que por primera vez va a tener a una guerrilla participando legalmente y hay expectativa por el resultado final. Aunque no se espera que gane un candidato antimercado, muchos inversionistas decidieron posponer sus decisiones mientras se conoce quién será el nuevo Presidente del país y cuáles fuerzas políticas lo respaldarán”, dice un analista y agrega que otro lío que afecta las expectativas han sido los crecientes escándalos de corrupción.
Según un informe de Credicorp sobre las perspectivas 2018 para las acciones de la Región Andina, en el caso de Colombia su principal preocupación está en que varios emisores, que se deberían beneficiar con la reactivación económica del país, están contaminados por líos de corrupción o de gobierno corporativo, lo que limita su atractivo para los inversionistas. El cálculo de Credicorp es que 17% del Colcap está afectado por esta situación.
Empresas como Corficolombiana, que está involucrada con Odebrecht; Cemex, que tuvo un problema con la compra de unos terrenos en Antioquia para construir un proyecto; Conconcreto, por una investigación tras haber ganado el derecho para construir el tercer carril en la vía Bogota-Girardot; Avianca, en medio de una huelga de pilotos y peleas entre sus socios, y Éxito, que generó polémica entre sus accionistas minoritarios por la forma como tomó el control de sus filiales de Brasil, son algunas de las compañías que han tenido problemas reputacionales recientemente.
Desconfianza
Las secuelas del descalabro de Interbolsa son otra de las razones a las que se le atribuye la depresión actual del mercado de renta variable, que cuando existía esa comisionista alcanzaba a transar US$100 millones diarios y cinco años después registra un promedio de US$40 millones.
Esto generó desconfianza, no solo entre las personas naturales, que llegaron a responder por 50% del mercado y hoy apenas son responsables de 25% de las transacciones, sino también entre los demás actores del mercado.
“Tras la desaparición de Interbolsa se redujo el número de comisionistas de bolsa a 21, de las cuales únicamente 6 son independientes, las otras 14 cuentan con el respaldo de un socio extranjero o de un banco. Lo bueno de esta situación es que ha contribuido a que tengamos un mercado bursátil más profesional, más estricto y con mejores prácticas de gobierno corporativo. Es cuestión de tiempo para que la persona natural vuelva a ser un inversionista importante dentro de la bolsa local, ya que ha estado ausente en los últimos años”, opina Andrés Lozano, vicepresidente de inversiones de Colfondos.
Otra es la idea de Juan Daniel Frías, gerente de Inversiones ?de ?Old Mutual Colombia. Para él, si bien en su momento Interbolsa era un jugador importante, estaba concentrado en repos de acciones y en un par de nombres, lo que facilitó que tras su caída otros agentes pudieran retomar sus actividades.
En efecto, la participación de las personas naturales en el mercado de acciones ha sido reemplazada por los llamados inversionistas institucionales (fondos de pensiones, aseguradoras y fiduciarias) y por los fondos extranjeros. No obstante, cada vez hay más alerta por el retiro de los colombianos de a pie.
Andrés Moreno, especialista en acciones, lleva la cuenta de las personas naturales que han abandonado el mercado. Menciona casos como Avianca, que desde su emisión en 2011 ha perdido 11.778 socios, es decir 75%; la acción preferencial de Grupo Sura, que entre diciembre de 2011 a junio de 2017 pasó de tener 20.891 accionistas a 6.465; la preferencial de Cementos Argos, que desde 2012 ha perdido 67% de sus socios, etc. De hecho, en el último año, 74.000 personas salieron de sus acciones.
Este ha sido un fenómeno que no solo tiene que ver con la desconfianza generada tras la salida de Interbolsa, a la que también se le debe sumar Profesionales de Bolsa, sino además con la baja cultura bursátil del país.
“Este es un mercado relativamente joven, con apenas 16 años, si se toma como inicio la fusión de las anteriores bolsas de Bogotá, Medellín y Cali. Las pocas empresas que hay prefieren emitir bonos en vez de acciones y las personas naturales no han acabado de entender cómo funciona la inversión en acciones”, dice Camilo Silva, gerente de Valora Inversiones.
Precisamente, uno de los errores de los inversionistas no profesionales es que compran acciones como cuando compran un apartamento y esperan que se valorice constantemente y ese no es el caso; así mismo, para algunos expertos fue un error que en democratizaciones como las de Ecopetrol se vendieran acciones hasta en los supermercados, lo que hizo que muchas personas compraran sin la adecuada asesoría.
No en vano un tuitero publicó recientemente que para invertir en Bolsa existen tres opciones: educarse financieramente antes de entrar, educarse mientras se invierte o invertir y luego educarse, asumiendo las consecuencias.
Sin el Estado
Las cuentas de la BVC indican que 11% de las personas naturales que han vendido sus acciones regresaron al mercado, el resto se fueron y Moreno dice que su salida no se debe a que no quieran invertir o a que prefieran guardar su dinero debajo del colchón, sino a que en el país existe la tendencia a meter el dinero en negocios no regulados por el Estado o donde no se reporte mucha información a las autoridades, algo que definitivamente no se puede hacer en Bolsa.
Un argumento similar se atribuye a muchas empresas que tendrían todas las características para inscribir sus acciones y volverse públicas (como se conoce en el argot bursátil), pero son reacias a compartir la propiedad y a informar sus movimientos.
“Mientras en Estados Unidos un empresario ve la Bolsa como una opción para crecer y conseguir recursos mucho más fácil que con los bancos, al tiempo que queda más que conforme al mantener 15% o 20% de la propiedad, en Colombia no les gusta tener menos de 80% de las acciones y no se dan cuenta de que para expandirse realmente y volverse jugadores relevantes la bolsa es el mejor instrumento”, recalca un operador bursátil, quien pone como ejemplos a Nutresa y Casa Luker, compañías contemporáneas que hace 80 años eran de tamaño similar y estaban concentradas en chocolate y café. Aunque ambas han crecido, la primera es una multilatina de marca mayor, que factura 11 veces más que la segunda.
A la apatía de nuevas empresas para entrar al mercado se suma la de otras que ya están y es como si no estuvieran, pues sus acciones nunca se mueven. Ese es el caso de los 26 emisores cuyos títulos no se negociaron ni una sola vez entre julio y octubre pasados, como Caracol TV, la Clínica Marly o Colombina.
En ese mismo periodo, según las cifras de la Superintendencia Financiera, solo 21 acciones fueron compradas y vendidas todos los días, el resto se movieron muy esporádicamente.
¿Qué hacer?
Juan Pablo Córdoba, presidente de la BCV, acepta que se deben hacer esfuerzos para atraer más emisores, pues es un hecho que la estrategia aplicada hasta ahora no ha dado los resultados esperados (ver entrevista).
Mientras Juan Camilo Dauder, gerente de Equity Research de Credicorp, cree que la clave está en los incentivos que se les puedan dar a las empresas y propone generar descuentos tributarios a las que entren a Bolsa. “Pero, además, existe un gran reto para el sector financiero en acompañar a las empresas en su maduración financiera, mostrándoles las ventajas que en términos de transparencia, gobierno y financiamiento ofrece el mercado público de valores”, precisa.
En la AFP Porvenir consideran que el primer paso para atraer a las empresas está en tener unas condiciones de mercado favorables, pues cuando las rentabilidades están a la baja es poco probable que las empresas se animen. Así mismo, dicen que los costos de transacción a veces frenan a las empresas.
En general, los expertos dicen que dichos costos son onerosos por lo que se le paga a la BVC, al Deceval (que es el depósito centralizado de valores) por la custodia del título, al Autorregulador del Mercado de Valores, etc. Esto se convierte en unas comisiones altas para los clientes finales, lo que hace que las personas que lleguen con menos de $20 millones para invertir directamente en acciones no sean consideradas posibles clientes.
Córdoba responde que con la integración de la BVC y Deceval se busca hacer que las tareas de ambos sean más eficientes y, por ende, puedan reducir los costos de operar. “No puede ser que por un tema de costos el colombiano no se sienta invitado a participar en las oportunidades que ofrece la Bolsa. Además, estamos comprometidos con una estrategia digital para que la gente pueda llegar al mercado desde su teléfono celular y con tarifas del mundo digital, pero se requiere un compromiso de todos, pues el costo de los débitos bancarios sigue siendo alto”, precisa el directivo.
Otra idea que está circulando es la de realizar una nueva Misión del Mercado de Capitales, a raíz de un documento que preparó el exministro Luis Fernando Alarcón. La última se hizo en 1995, hace ya 22 años, y hoy la realidad económica y social del país es otra.
El momento actual se convierte en una buena coyuntura para determinar cómo vigorizar el mercado de acciones nacionales, para que realmente ayude a democratizar la propiedad en el país y para que anuncios como el de Gas Natural, cuya salida de Bolsa no se prevé que afecte el mercado, por ser una acción de baja bursatilidad, puedan ser compensados rápidamente con anuncios de nuevas empresas estrenándose en el mercado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario