Disciplina, rutinas eficientes y jefes a la altura de la situación son requisitos indispensables.
No subestime los detalles: buena silla, pantalla a la altura correcta, mesa amplia, cuidar la posición, buena luz... todo suma.
La pandemia del coronavirus ha puesto a millones de personas en todo el mundo a trabajar desde sus casas: un escenario teóricamente ideal, de ensueño… Pero a medida que pasan los días de este confinamiento global, cada vez se oye a más gente refunfuñando sobre el teletrabajo; y hasta calificándolo, abiertamente, de la peor pesadilla que hayan tenido que vivir.
La explicación de esta gran paradoja tiene dos partes fundamentales. La primera es que pocas empresas están preparadas para funcionar –y menos de un día para el otro– por la vía del teletrabajo. Y la segunda es que la mayoría de las personas, tanto jefes como subalternos, no conocen las claves del éxito del teletrabajo, que es bastante exigente en materia de disciplina y reingeniería de métodos y procesos. El grueso piensa que ‘es lo mismo que en la oficina, pero por WhatsApp y Zoom’. Y no, el asunto es bastante más complejo, aunque no imposible ni, mucho menos, desagradable.
A continuación, una serie de consejos prácticos para que pueda llegar a puerto sano y salvo tras este viaje obligado –y sin fecha de arribo definida– por los mares del teletrabajo; y también, para que pueda sacar provecho de las ventajas de esta forma de producir, que son muchas.1. Ni en pijama ni en pantuflas
Mantener la disciplina es esencial. En días laborales, levántese a la misma hora que solía hacerlo para ir a la oficina, vaya derecho a la ducha y vístase como si fuera a salir para el trabajo. Es clave resistir la tentación de quedarse en pijama o de vestirse de cualquier forma. El primer punto es la actitud, y hay que mantenerla a rajatabla. Si se deja seducir por el lado ‘slow mode’, tendrá problemas.2. Ni en cualquier parte ni de cualquier forma
Hay que tener un espacio de trabajo, y se entiende que eso no es fácil en todos los casos. Pero trate de construirse un lugar, un rincón, donde pueda recluirse a trabajar lo más cómodo y tranquilo posible. Hay que aislarse. Ese sitio será parte fundamental de su éxito como teletrabajador, y debe defenderlo a capa y espada.3.La familia tiene que entenderlo… y no es fácil
Quien haya teletrabajado lo sabe: a la familia hay que explicarle, y cuesta, que ‘uno está, pero no está’. Toma tiempo que se entienda que uno no puede interrumpir su jornada para pararse a ver qué pasa con el computador familiar, el calentador que no funciona o para saludar a la suegra que llamó por teléfono. La clave: tienen que entender que esto es lo mismo que si usted estuviera en la oficina. Y, por cierto: ¡usted también!4. Los jefes tienen una responsabilidad muy alta
Más del 70 % del éxito del teletrabajo depende de los jefes, que deben tener un cambio de actitud esencial: cambiar los horarios, las reuniones y las demás rutinas de la oficina por asignaciones concretas, medibles y realizables. Es decir, entender que cambia la ecuación, y que de la claridad y racionalidad de las instrucciones dependerá el éxito o fracaso de cada jornada. Si se ve con inteligencia, es un ‘gana-gana’: al jefe ya no le importa cuántas horas pasamos en la oficina, su interés es si el objetivo del día se logra o no, y el trabajador recibe a cambio la libertad de manejar su tiempo, siempre y cuando garantice que el resultado será óptimo al final de la jornada. Si esta fórmula se equilibra… ¡bingo!5. No es 24/7
Una de las mayores quejas de los ‘teletrabajadores a la fuerza’, por culpa de covid-19, es que laboran más horas al día. ¿Por qué? Porque al principio las cosas cuestan más, es un mundo nuevo donde todos estamos aprendiendo y hay mil desafíos, incluidos los técnicos; pero si no hay horarios sensatos, el equipo se termina quemando y ahí todos pierden. Los trabajadores deben autoimponerse disciplinas muy estrictas en términos de horarios de trabajo, y los jefes deben no solo respetarlos, sino dar ejemplo, pues ellos son los que más deben preocuparse por cuidar a su gente. Como recuerdan desde el colegio de enfermeros de España: “La desconexión laboral es necesaria” porque “la hiperconectividad y el tecnoestrés, a mediano y largo plazo, pueden ser muy perjudiciales para nuestra salud, tanto física como mental”. El secreto es preguntarse dónde está el foco, y el foco está en el resultado, no en la cantidad de horas ni de correos o 'whatsapps' enviados.
6. Descubra el modo ‘fuera de línea’
Uno de los principales errores de los jefes de equipo es que quieren tener a su gente controlada, por WhatsApp, celular o videoconferencia, cuando lo que deberían es asignar y dejar trabajar. Y para los trabajadores no hay nada mejor que poder ‘desconectarse’, en el buen sentido de la palabra, de las interrupciones constantes del teléfono, el correo y demás vías de comunicación moderna, para poder concentrarse plenamente en el objetivo, en la meta del día. Ensaye ‘silenciar’ todo lo que no sea esencial y pueda distraerlo (Instagram y Facebook incluidos), y establezca unos momentos muy concretos para revisar sus correos y demás formas de comunicación con el trabajo. Y esto incluye poner también en ‘modo avión’ las distracciones del hogar, porque de lo contrario la productividad se afectará y, lo peor, la confianza de los jefes también. La zanahoria: mientras más rápido termine su trabajo –y, obviamente, en óptimos términos de calidad–, más tiempo y calidad de vida para usted.7. Haga pausas, pero no se disperse
Programe pausas en su jornada laboral. Varios estudios demuestran que usted necesita pararse del escritorio, tomarse un café, echar unos globos, mirar por la ventana, caminar un poco. Esos momentos, además, estimularán su creatividad y su productividad. Pero son pausas, y debe estar atento a no perderse en ellas. Si se pone a arreglar la bicicleta o a pintar esa mesa que hace meses quiere arreglar, habrá extraviado el camino. Y es fácil distraerse con lo que nos rodea en casa. Tiene que separar los dos mundos estrictamente. No lo olvide: está trabajando.8. Combata la soledad
Cuando se teletrabaja, a mucha gente la embarga una profunda sensación de soledad, y es normal, especialmente para los más sociables, los que extrañan ese tinto con chismes de las 10 en la máquina del café. No hay que renunciar a eso. No pierda el contacto con sus colegas y amigos, establezca momentos para socializar por chat, videoconferencia o teléfono, para hablar tonterías, para chismear, para desahogarse… Es sano, le hará bien. Pero cuide que no sean horas y que no se afecten su jornada laboral ni la de los demás.
No haga ruido: no ayuda
Mucha gente que comienza a teletrabajar siente la necesidad de demostrar que está ‘en la jugada’, y empieza a saturar los canales de comunicación colectivos con mensajes para demostrarlo. Normalmente esto se hace para quedar bien con el jefe y por miedo a que alguien piense que uno se desconectó de sus obligaciones, pero es un error. Una de las cosas que más hay que combatir en un escenario de teletrabajo es el ruido, porque el ruido interrumpe. La clave está en decir solo lo estrictamente necesario y mandar los mensajes solo a quien realmente los necesita ver. Nadie puede trabajar bien con un WhatsApp o un correo que envía alertas cada 30 segundos. Y ojo: los jefes son los primeros que deben entender esto.10. No se dé látigo, es un momento difícil
Las condiciones que impone una cuarentena total no son las más óptimas para el teletrabajo. La mayoría de las compañías que lo promueven de forma seria alrededor del mundo implementan esquemas mixtos, con dos o tres días en casa, y al menos dos días en la oficina, para que la gente no pierda el contacto con la compañía y sus directrices ni con sus compañeros. Pero además, hoy están los niños en casa, teleestudiando, con teletareas, en un momento en que todas las redes de apoyo han desaparecido y las labores domésticas no se pueden dejar de realizar: hay que lavar la ropa, almorzar, sacar el perro a pasear, limpiar, etc. Y, en este contexto, el teletrabajo es un tremendo reto. Pero hay que recordar que miles y miles de personas no pueden teletrabajar por la naturaleza de su oficio o porque sencillamente les cancelaron los contratos. Así que con todo lo difícil que pueda ser, entienda que el teletrabajo, incluso en estas circunstancias, es un gran privilegio.
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