Uno de los elementos clave para llevar a cabo una auditoría con calidad, en congruencia con las Normas Internacionales de Auditoría, es contar con el personal adecuado, dado que un equipo de auditoría mal estructurado puede exponer al auditor a formarse una idea equivocada sobre los estados financieros.
El trabajo de auditoría es una actividad que requiere la concurrencia de un equipo de trabajo adecuado, de tal forma que todos los elementos, procesos y transacciones que impacten los estados financieros sean adecuadamente cubiertos por los procedimientos de auditoría.
“Una falla en la conformación del equipo de trabajo puede generar riesgos de no detección de aspectos importantes en relación con la fiabilidad de los estados financieros”
Una falla en la conformación del equipo de trabajo puede generar riesgos de no detección de aspectos importantes en relación con la fiabilidad de los estados financieros. Por esta razón, el auditor debe planear, de manera consciente, la conformación de su equipo de trabajo y las funciones que cada uno de los participantes va a desempeñar.
De acuerdo con el párrafo 2 del resumen del Marco conceptual para la calidad de la auditoría, las probabilidades de realizar una auditoría con calidad se ven incrementadas en la medida en que el equipo de trabajo cumpla, por lo menos, con los 5 puntos que se explican a continuación:
Valores, ética y actitudes
Este es quizá uno de los aspectos más difíciles de evidenciar en un funcionario, pues las personas que tienden a actuar en contra de los valores y la ética suelen mantener un perfil que parece políticamente correcto ante la sociedad, pero su actuar en privado es completamente distinto.
Al conformar su equipo de trabajo, el auditor debe acudir a profesionales capacitados para identificar el perfil de los candidatos, de tal forma que pueda detectar de manera temprana cualquier debilidad en estos aspectos.
Además de las evaluaciones pertinentes en los procesos de selección, el auditor debería monitorear el comportamiento de sus asistentes, para asegurarse de que su actuar sigue estando dentro de los límites esperados de la ética y los valores.
Información, capacitación, experiencia y dedicación
El personal de auditoría debería obtener, previamente a la realización de los procedimientos, la información suficiente acerca de la entidad y sus procesos, de tal forma que pueda organizar sus ideas y ajustar los procedimientos de acuerdo con la información obtenida.
Si el auditor no conoce las actividades y la operación de la entidad a la cual va a auditar, corre el riesgo de no enfocarse en los asuntos más críticos, o puede que no advierta situaciones irregulares que debería comentar; en otros casos, podría calificar un evento como una irregularidad, cuando en realidad es una transacción normal.
El segundo elemento importante en este punto es la capacitación. Esta última consiste en un entrenamiento que permite al auditor estar preparado para afrontar las situaciones que se presentan durante el proceso de auditoría. Si el auditor no está capacitado, en algunos momentos no sabrá cómo actuar ante una situación particular. La capacitación es diferente de la experiencia, pues alguien puede estar perfectamente capacitado, aunque no tenga experiencia. Así pues, una persona capacitada se desempeñará mejor que aquella que no ha recibido capacitación previa.
Piense en lo siguiente: cuando un médico va a realizar por primera vez en su vida una operación de corazón abierto, no se le puede exigir que tenga experiencia, pero es absolutamente imprescindible que haya recibido capacitación. Si el médico ha sido bien capacitado, podrá ejecutar la operación sin problemas, pues sabrá cómo debe actuar ante cualquier situación que se presente durante el procedimiento.
“el auditor; debe ser adecuadamente entrenado antes de ser enviado al encargo, pues sin una capacitación idónea no sabrá cómo ejecutar los procedimientos de auditoría”
Así mismo ocurre con el auditor; debe ser adecuadamente entrenado antes de ser enviado al encargo, pues sin una capacitación idónea no sabrá cómo ejecutar los procedimientos de auditoría.
El tercer elemento de esta instancia es la experiencia, la cual se va obteniendo a medida que el profesional lleva a cabo sus actividades en el día a día. Un auditor primerizo no debería ser enviado a realizar procedimientos complejos si no ha tenido el bagaje suficiente, por lo menos asistiendo a sus superiores en algunos casos similares.
La experiencia, acompañada de una buena capacitación, es la que le permite al auditor forjar su carácter y su juicio profesional para poder calificar los resultados de su procedimiento.
Para terminar con este capítulo, la dedicación es otro elemento transcendental para que los resultados de una auditoría sean de calidad. La dedicación tiene que ver con el tiempo que el auditor le puede dedicar a sus procedimientos. Un auditor capacitado, experimentado y debidamente informado, pero que esté extremadamente ocupado con otros asuntos tendrá muchas limitaciones para llevar a cabo sus procedimientos.
La dedicación a un encargo de auditoría puede llegar a ser muy variable, dependiendo de la complejidad del trabajo, y la extensión y alcance que se defina para los procedimientos de auditoría.
Procesos rigurosos y control de calidad
Los procesos de auditoría deben llevarse a cabo de manera rigurosa, para lo cual es necesario que sean planeados de manera oportuna. Aunque muchos procesos conservan la misma base o estructura, en algunos casos es necesario adaptarlos a las condiciones particulares de un encargo específico. Esto permite que los resultados obtenidos y su interpretación sean mucho más acordes con los objetivos de la auditoría.
De igual forma, el auditor mismo debe aplicar procesos de control de calidad sobre el trabajo que realiza, para que los resultados de sus procedimientos tengan un mayor nivel de confianza. El control de calidad hace referencia a verificar que se han llevado a cabo todos los procedimientos, en las formas y condiciones en que fueron planteados en la planeación de la auditoría.
Informes útiles y oportunos
Este aspecto se relaciona con el producto terminado que debe ir generando el auditor a medida que realiza su trabajo. Si el auditor encuentra hallazgos durante sus procedimientos, debe informarlos a tiempo, pues el correcto tratamiento de estos hallazgos puede evitar situaciones peores en el futuro.
Interacción adecuada
La interacción del auditor con la parte auditada y con otros participantes del proceso es un elemento que permite no solamente mejorar los resultados de la auditoría, sino que contribuye al fin último de la auditoría, que es lograr una mayor fiabilidad y razonabilidad de los estados financieros, disminuir los riesgos de fraude y ayudar a la entidad a cumplir los objetivos planteados por los administradores.
Una queja constante entre los auditados es que no se les den a conocer de manera pertinente las oportunidades de mejoramiento, de tal manera que puedan reorientar su rumbo y corregir los aspectos que están generando hallazgos. Por ejemplo, un hallazgo sobre deficiencias en el manejo del inventario debería ser informado rápidamente, antes de que estas deficiencias se materialicen en pérdidas para la entidad.
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