En el mundo globalizado los delitos financieros, de lavado de dinero, soborno y corrupción son los más extendidos, debido a que la información se mueve a velocidades cada vez mayores. Es necesario tener presente la normatividad nacional e internacional sobre el tema.
Quiero compartir con todos mis colegas contadores, auditores y revisores fiscales, así como con los abogados las siguientes líneas sobre las responsabilidades que nos sobrevinieron a raíz de la globalización de la economía y los negocios, es decir, en el mundo globalizado como lo conocemos hoy, donde a diario se desarrollan miles y miles de transacciones.
Precisamente, el delito financiero es el más extendido del mundo globalizado, a través de diversos métodos y complejos sistemas de triangulación y transferencias de fondos se “lavan”, “blanquean” o “legitiman” miles de millones de dólares, euros, yenes, libras esterlinas, pesos, lempiras, balboas, quetzales, dólares canadienses, dólares australianos, dólares americanos, etc. Prácticamente, todas las monedas del mundo.
No existe ni un solo país o territorio que esté libre de este flagelo, al punto que ya ni siquiera se refleja en papeles que pasan por nuestras manos, a los que les colocamos una marca de auditoría, por la sencilla razón de que esas transacciones viajan a velocidades inimaginables en la “nube”. Como consecuencia de ello nos olvidamos de que el crimen también se globalizó volviéndose trasnacional.
“Las IFRS o NIIF y las NIA trajeron consigo la globalización de los mercados, la aldea global; por supuesto no podíamos sustraernos a tan importante evolución, pero quedamos inmersos en ese globo”
Las IFRS o NIIF y las NIA trajeron consigo la globalización de los mercados, la aldea global; por supuesto no podíamos sustraernos a tan importante evolución, pero quedamos inmersos en ese globo. Tal vez algunos lo advirtieron con mayor celeridad, otros ni siquiera se han dado cuenta del “problema” en que estamos metidos; y lo dejo así, entre comillas, porque en verdad lo que recibí de todo este asunto fueron más oportunidades de trabajo.
Por eso, para adentrarme en el tema que trata el título de esta publicación voy a tratar la normatividad internacional y la local, para que podamos tener una ilustración más cercana a las responsabilidades que debimos haber asumido desde que empezó la globalización de la economía y del crimen financiero como una realidad en el aquí y en el ahora.
¿Qué se ha hecho a nivel internacional?
Mundialmente se han denominado actividades y profesiones no financieras designadas –APNFD–, en particular las de los contadores públicos y abogados para detectar, prevenir y controlar los delitos financieros. Estos son los nuevos desafíos a los que se enfrentan dichos profesionales: control del riesgo de lavado de activos y financiación del terrorismo; soborno y corrupción; atendiendo justamente a los nuevos requerimientos de los estudios efectuados por el Informe de evaluación mutua de la cuarta ronda efectuada por el Fondo Monetario Internacional –FMI– y el Grupo de Acción Financiera Internacional de Latinoamérica –Gafilat–.
Este informe presentó una completa revisión de la efectividad del sistema antilavado de activos y contra el financiamiento del terrorismo en Colombia, y lo mismo sigue haciendo por todos los países de Latinoamérica que se agrupan en el Gafilat, y los de Centroamérica que se agrupan Grupo de Acción Financiera Internacional para el Caribe –Gafic–. Como es sabido, estas entidades estudian y analizan el nivel de efectividad del sistema ALA/CFT y el nivel de cumplimiento de las 40 recomendaciones del Grupo de Acción Financiera Internacional –Gafi–.
Contabilidad frente al delito financiero
En mi opinión, los sectores contables y legales en cualquier organización desempeñan un papel fundamental tanto en los mercados financieros como en el sector real, es decir, ese sector que por muchos años viene jugando un papel crucial en el desarrollo de la economía, como quiera que representa más del 80 % de las empresas, no solo en Colombia, sino en cualquier país de América del sur y central.
Por esta y muchas otras razones, las organizaciones están expuestas y vulnerables al riesgo del lavado de dinero, al financiamiento del terrorismo, el soborno y la corrupción, y por ende sus ejecutivos en todos los niveles, desde el presidente del directorio, pasando por los contadores y los abogados que soportan la parte financiera y legal. Por supuesto, esto nos lleva a advertir que los contadores y los abogados estamos expuestos a ese riesgo y a ser utilizados por las mafias del narcotráfico, tanto a nivel local como internacional.
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