Para Héctor Correa, el CTCP y la JCC deben ser absorbidos por una colegiatura profesional de contadores.
Janeth Castillo dice que estas entidades deben hacer partícipes a los contadores, creando comités de estudio y trabajo.
Para Gherson Grajales, hay que repensar la Ley 43 de 1990.
En este nuevo artículo del Día del Contador, abrimos la ventana para los profesionales contables que en los últimos meses hacen parte de las comisiones conformadas por el Consejo Técnico de la Contaduría Pública –CTCP– y vienen discutiendo la modernización de la Ley 43 de 1990.
Ellos nos dan su punto de vista sobre los temas que venimos tratando a lo largo de este especial, como son:
¿Cuáles aspectos de la profesión se deben modernizar para estar a la vanguardia, de acuerdo con lo que exige la nueva realidad?
¿Cuál debe ser el actuar de la Junta Central de Contadores –JCC–, el Consejo Técnico de la Contaduría Pública –CTCP– y la Contaduría General de la Nación –CGN– como entidades líderes en el proceso de modernización de la profesión y unidad gremial?
¿De qué forma la pandemia cambió el oficio y el perfil del contador público?
“Estar al día y actualizados en todo lo que tiene que ver con la tecnología”
María Janeth Castillo R, contadora pública y consultora empresarial certificada, líder del grupo de estudio GENIIFT y promotora del Comité Femenino de la Ley 43 de 1990, afirma que, sin pensarlo dos veces, la “modernización de nuestra profesión pasa por estar al día y actualizados en todo lo que tiene que ver con la tecnología”, para de esta manera estar a la altura de las actuales exigencias.
“Además de dominar otros idiomas, especialmente el inglés”, agrega.
Para ella, el CTCP, la JCC y la CGN deben brindar una continua capacitación, y hacer partícipes de su gestión a los contadores públicos, creando comités de estudio y de trabajo sobre normativa vigente, en relación con la interpretación y ejecución, y de esa manera permanecer actualizados.
En lo personal, afirma que ya estaba implementando cambios a su rol profesional, desde antes de la pandemia.
“Estaba adaptándome a novedades tecnológicas, también a la virtualidad”, confiesa.
Y añade:
“La pandemia y el confinamiento aceleró los procesos al 1000 % en mi gestión del día a día. Lo acepté y lo veo de manera positiva para estar a la vanguardia de los cambios en la actualidad del nuevo mundo que nos rodea”.
“CTCP y JCC deben ser absorbidas por la colegiatura profesional”
Héctor Jaime Correa, miembro del Consejo Permanente para la Evaluación de las Normas de Contabilidad en Colombia, vicepresidente primero de la Asociación Interamericana de Contabilidad, expresidente de la JCC y del CTCP, presidente del Comité Regional de Antioquia y el Eje Cafetero, hace hincapié en la gobernanza de la profesión.
«Es indispensable que se actualice, que se busque la independencia del Gobierno nacional, tal como sucede con los órganos del Estado que rigen nuestra profesión, como la Junta Central de Contadores y el Consejo Técnico de la Contaduría Pública», expresa.
“este par de entidades deben ser absorbidas por una entidad regida por los mismos contadores con independencia del Gobierno nacional”
Para él, este par de entidades deben ser absorbidas por una entidad regida por los mismos contadores con independencia del Gobierno nacional, y a través de una colegiatura globalizada a nivel nacional.
“El CTCP y la JCC deben ser absorbidos por la colegiatura profesional de los contadores públicos dirigida por contadores públicos. Por otra parte, la CGN debe continuar siendo el ente gubernamental encargado de consolidar la contabilidad pública de la nación”, puntualiza.
Desde su punto de vista, la pandemia hizo que el perfil profesional cambiara totalmente, ya que el contador público hoy debe ser una persona adaptada a los sistemas de información, con carácter de virtualización en un 80 % y de presencialidad en un 20 %.
“El cambio de rol servirá para que los contadores públicos reestructuren su forma y actividades de trabajo”, afirma.
Temas para modernizar la profesión
Diego Matituy, contador público y presidente del Comité Nacional de la Ley 43 de 1990, expresa que ha sido enriquecedor ver cómo los profesionales contables están participando en los debates para modernizar la profesión.
«Hasta hoy se continúan vinculando profesionales a los debates y debemos seguir convocando contadores para que aporten sus ideas y así generar mejoras en la profesión», manifiesta.
«Se vienen presentando grandes discusiones por temáticas y buscamos consolidar los documentos que alimentarán el informe final», explica.
Sobre los temas concretos que se han discutido, Matituy dice que desde el comité de la región oriental se han socializado temas como la ética del profesional contable, la defensa del papel que juega el contador público como revisor fiscal y mejorar tanto el papel como la forma en la que los empresarios ven a los contadores públicos.
«Ley 43 de 1990 es obsoleta»
Gherson Grajales Londoño, contador público, presidente del Comité de Regulación de la Ley 43 de 1990 por el Valle del Cauca, es tajante al afirmar que la Ley 43 de 1990 es obsoleta.
«Existe la necesidad de repensar la ley, derogarla», declara.
Grajales Londoño destaca que todo el proceso de estructuración de la Ley 43 de 1990 se debe rescatar, así como la intencionalidad de la Junta Central de Contadores y del Consejo Técnico de Contadores Públicos.
Para él, para que la ley no quede como una colcha de retazos, es mejor repensar una desde cero, en la que se rescate lo que puede ser vigente, que es muy poco.
«Se debe replantear la gobernanza de la profesión contextualizada con tecnologías disruptivas, economía circular y economía naranja, y con convergencias hacia buenas prácticas a nivel global, teniendo en cuenta que Colombia ya hace parte de la OCDE», afirma.
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