Para Héctor J. Correa, la JCC y el CTCP deben ser absorbidos por una colegiatura profesional.
Juan F. Mejía dice que son entidades altamente politizadas y burocráticas.
Roberto C. Torres afirma que la JCC se debe convertir en una entidad de contadores, para contadores y en defensa de los contadores.
Así como hay profesionales contables que dan un voto de confianza por los entes que rigen la profesión (Consejo Técnico de la Contaduría Pública –CTCP–, la Junta Central de Contadores –JCC– y la Contaduría General de la Nación –CGN–), también hay quienes la critican por su accionar, altos costos y falta de compromiso con los profesionales, entre otros temas.
CTCP y JCC deben ser absorbidos por la colegiatura profesional
Héctor Jaime Correa, vicepresidente primero de la Asociación Interamericana de Contabilidad, expresidente de la JCC y del CTCP afirma que las entidades de la profesión contable deben buscar su independencia.
«La Junta Central de Contadores y el Consejo Técnico de la Contaduría Pública deben ser absorbidos por una entidad regida por los mismos contadores, con independencia del Gobierno nacional, y a través de una colegiatura globalizada a nivel nacional», opina Correa.
Agrega que estas dos entidades estén regidas y dirigidas por contadores públicos.
Por su parte, la CGN debe continuar siendo el ente gubernamental encargado de consolidar la contabilidad pública de la Nación.
Modernización de la profesión pasa por los contadores organizados de forma privada
Por su parte, Juan Fernando Mejía, contador público, certificado IFRS por ACCA y el Banco Mundial, CEO de globalcontable.com, se muestra crítico frente al papel de estas entidades.
«Son todos organismos del Gobierno que no tienen función gremial alguna y no se les puede asignar una responsabilidad que no les corresponde. No es su rol y tampoco pueden tener un papel clave en la modernización contable», afirma.
Mejía critica los altos costos que ha tenido la JCC en contratos de modernización, «pero el resultado es que su página web es lo menos amigable que puede encontrarse, además de los constantes cambios del diseño de la tarjeta profesional, que tiene altos costos, en contra del presupuesto público y para el contador, porque le cobran cada vez que se hace un cambio de forma».
“para hablar de modernidad en la contaduría, el antiejemplo serían la JCC, el CTCP y la CGN”
Dice que para hablar de modernidad en la contaduría, el antiejemplo serían la JCC, el CTCP y la CGN.
«Algunos de estos organismos estatales son constantemente cuestionados por su alta burocracia, supuestos nombramientos políticos y cuestiones anti técnicas o ineficacia, según los índices de «Transparencia Internacional», que seguramente no es el caso de la JCC, el CTCP y la CGN, pero no son ni tienen la función de representar a una profesión que debe organizarse por su cuenta», dice.
En su criterio, la modernización de la profesión pasa por los contadores organizados de forma privada en diferentes asociaciones, grupos de estudio, y no propiamente de órganos del Gobierno con alto riesgo de ser politizados o de ser burocráticos, que lo que menos hacen es favorecer a los microempresarios y a los contadores.
Entidades de contadores y para los contadores públicos
Para Roberto Carlos Torres, contador público, especialista en Finanzas, las tres entidades, desde sus actuales funciones, cumplen un papel fundamental en el proceso de modernización de la profesión y unidad gremial.
«Sin desconocer los argumentos de las críticas a favor y en contra emitidas por profesionales contables, en cuanto a las funciones del CTCP, considero que sí hay avances para mostrar. Darle forma al articulado de la Ley 1314 de 2009 no era una tarea fácil, hoy contamos con el Decreto Único Reglamentario 2420 de 2015», dice.
Torres dice que los planes de trabajo diseñados desde el CTCP se han dado a conocer a la comunidad contable, buscando la activa participación del gremio.
«Para tener en cuenta, se puede realizar un mayor número de capacitaciones (virtuales por el momento que afrontamos), en convenio con las universidades del país», indica.
Por su parte, la JCC merece ser repensada, dotarla de un alto grado de tecnificación con aportes investigativos, que se convierta en una entidad de contadores públicos, para contadores públicos y en defensa de los contadores públicos.
«La JCC no se debe quedar limitada a la investigación e imposición de sanciones de aquellos profesionales que cometan conductas antiéticas», recalca.
Para él, no se trata solo del actuar de la JCC, el CTCP y la CGN. La modernización y el engrandecimiento de la profesión se consolidará con los aportes de todos los profesionales contables de a pie o vinculados a organizaciones.
«Cada día seguimos creciendo. Actualmente somos más de 270.000 contadores inscritos ante la JCC, que tenemos responsabilidades en los procesos de reformas y transformación que se vienen experimentando, sin dudarlo: debemos tirar la cuerda para el mismo lado», puntualiza.
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