Al clasificar sus activos, muchas veces las entidades tienen dificultades para reconocer cuándo están ante una propiedad de inversión o ante un elemento de la propiedad, planta y equipo. La clave está en indagar por el uso y la destinación que planea la administración para estos activos.
A continuación, daremos respuesta a la siguiente inquietud: ¿cuáles son las principales diferencias entre las propiedades de inversión y la propiedad, planta y equipo?
Las propiedades de inversión y las propiedades, planta y equipo son dos categorías diferentes dentro del activo; cada una tiene su propia definición y, por consiguiente, se deben revelar de forma separada en el estado de situación financiera.
El criterio principal en el que se debe basar una entidad para diferenciar estos dos tipos de partida es el uso y la destinación con la que mantiene cada una de ellas.
Propiedad, planta y equipo
En este sentido, la propiedad, planta y equipo es una categoría que abarca una cantidad más amplia de activos que la propiedad de inversión, pues deben incluirse en ella todos los activos tangibles que la entidad utiliza para el desarrollo de su objeto social (es decir, que emplea en su proceso de producción o en el área administrativa y los que ha destinado para arrendar) y que espera usar durante más de un período.
Ejemplos de activos que se incluyen en esta categoría son la maquinaria, el equipo de oficina, los vehículos utilizados para transportar las mercancías o para uso administrativo, las instalaciones de la oficina o la planta de producción, entre otros.
Propiedad de inversión
Por su parte, la propiedad de inversión es una categoría más reducida de activos, que se limita a los bienes inmuebles (terrenos y edificaciones), pero únicamente si estos se tienen para generar renta, plus valías o ambas.
En esta clasificación tienen lugar los terrenos, oficinas, consultorios, bodegas, casas, apartamentos, entre otros, que la entidad tiene en arrendamiento o para generar una plusvalía.
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